Shibari: ataduras japonesas con cuerdas

Shibari: ataduras japonesas con cuerdas

El Shibari, el arte complejo y elegante del bondage japonés con cuerdas, ha evolucionado de una práctica histórica a una forma de arte moderno, celebrado tanto por su belleza estética como por sus profundas raíces culturales. Esta práctica ancestral, originaria de Japón, ha trascendido fronteras, ganando popularidad y admiración en todo el mundo.

Para comprender mejor esta práctica, ¿qué mejor manera que hablar con un experto en el arte, Maestro Faust?

¿Puedes presentarte a nuestros lectores?
Soy Faust-Shibari. Por supuesto, es un nombre artístico, y así debe ser.
Intento ser accesible y compartir mi pasión con principiantes, curiosos y personas más experimentadas.
Se me puede encontrar en eventos relacionados con el Shibari: Workshops, Jams, RopeCamp, en eventos Kinky (Demonia, Kink-Me) o en ferias como Luxuria o ErosExpos, pero también en establecimientos para adultos o simplemente en fiestas privadas.

¿Desde cuándo practicas Shibari?
"Nací" en 2008. En ese momento, mi pareja y yo vimos una foto muy estética con cuerdas. Contactamos con la persona que la había realizado. Así fue como comencé a aprender con ella.
Tuve la suerte de conocer a fotógrafos comprensivos que quisieron colaborar conmigo. Eso me permitió desarrollar una atención especial al detalle visual y dar a mi Shibari un enfoque estético.
Cabe recordar que, a principios de los años 2000, había muy pocos instructores y aún menos tutoriales accesibles (como los hay hoy en día). En Francia, había principalmente dos o tres personas que se habían formado en Japón y algunos autodidactas.
En 2011, conocí a Nicolas Arnoys, quien influyó completamente en mi estilo. Nos hicimos muy cercanos, pero sigo considerándolo mi Sensei.
Luego, a partir de 2014, la popularización de la práctica se aceleró gracias a una prestigiosa asociación parisina. En ese momento, también avancé más rápido gracias a los workshops organizados allí.
En 2017, conocí por casualidad a Madre Dragón. Desde entonces, me ha permitido acceder a sus redes y a su profesionalismo en el mundo del espectáculo. Con el tiempo, se ha convertido en una amiga muy importante para mí, y a veces actuamos juntos.
Finalmente, en 2019, mi Estrella llegó a mi vida. Me desafía en muchos aspectos. No es fácil ser la pareja de un "Shibarista" que ata a muchas personas, pero ella respeta totalmente mi pasión. Incluso me anima a salir de mi zona de confort. Desde 2022, también es mi compañera en el escenario, y gracias a ella, ahora presentamos nuestros espectáculos en eventos de renombre.

¿Cómo te sientes durante tus sesiones?
El Shibari es una práctica de alto riesgo, no solo en términos de accidentes físicos, sino también en cuanto a la integridad psicológica.
Somos responsables de personas que confían en nosotros. Más que en cualquier otra práctica del BDSM, debemos ser extremadamente atentos. Un conocimiento profundo de la anatomía es fundamental.
Además, nuestra práctica puede llevar al modelo a un estado alterado por las emociones y las sensaciones. Puede suceder que algunas personas ya no sean capaces de evaluar objetivamente la situación. Es en ese momento cuando debemos mantenernos íntegros y no dejarnos llevar por la excitación causada por esta subida hormonal.
Hoy en día, hay diferentes corrientes de pensamiento en el Shibari, pero todas tienen un punto en común: la seguridad. Ese debe ser siempre el hilo conductor, sin importar el nivel de práctica.
Cuando doy clases particulares, intento definir con mis alumnos lo que esperan de nuestro encuentro. Para mí, la técnica no es el objetivo final. Lo más importante es poder reproducir lo aprendido, siendo consciente de que siempre habrá pérdida de conocimiento, pero asegurándose de que la seguridad sea siempre una prioridad.
Existen muchas formas de aprender: libros, tutoriales, experiencias personales, clases. Sin embargo, recomiendo encarecidamente comenzar en una asociación reconocida antes de cualquier otra iniciativa. Aunque nuestra práctica no esté reconocida por ninguna federación deportiva, ahora existen estructuras apoyadas por voluntarios apasionados que ofrecen una pedagogía adecuada, permitiendo un aprendizaje seguro y un progreso a su propio ritmo.

¿Un atuendo fetichista es un plus para ti o para tu pareja de juego durante una sesión?
Esta es una pregunta delicada. Es evidente que no debe ser el dinero el que guíe nuestra práctica.
Para mí, el Shibari es un arte ligado a la estética. La gran cantidad de grabados japoneses que representan ataduras y dan vida a los fantasmas más inconfesables es la prueba más evidente de ello.
Para practicar, lo esencial es un juego de cuerdas y un punto de anclaje si se desea hacer suspensiones. Para el modelo y para la persona que ata, basta con usar ropa cómoda.
Sin embargo, cuando se trata de un espectáculo, es más agradable para el espectador sumergirse en la experiencia si la vestimenta está acorde.
Dicho de manera simple, aunque no cambie la práctica en sí misma, considero que un buen atuendo hace que la sesión sea más estética que un simple chándal.
Algunos atuendos fetichistas son totalmente adecuados para el Shibari, siempre que sean cómodos y no limiten los movimientos.
Es como en un restaurante: la presentación del plato influye en la percepción de su sabor.

¿Es tu única práctica?
El Shibari es mi práctica principal. Se integra completamente en mi BDSM.
Algunas personas me han visto usar cera o látigos sobre modelos que he atado, tanto en el escenario como en eventos privados.
Para mí, el Shibari es una práctica completa. Me permite desafiar mentalmente a mi modelo y llevarlo a diferentes universos: resistencia, rendimiento, placer, erotismo, estética.

¿Tu anécdota más loca?
Una vez, viajando en el TGV, me robaron mi bolso. Dentro llevaba mis cuerdas, mis mosquetones, mi sable tanto…
Al llegar a la estación de París, tuve que presentar una denuncia describiendo el contenido de mi bolso. El oficial de policía se sorprendió bastante, pero luego pasamos dos horas hablando sobre mi práctica.
Lo increíble es que encontraron mi bolso y me llamaron para recogerlo. Otro oficial me pidió que describiera nuevamente su contenido para asegurarse de que realmente era mío. Con tono de broma, me llamaron "perfecto psicópata", pero sobre todo, terminamos teniendo otra conversación de dos horas sobre Shibari.
Parece que mi misión era dar a conocer nuestra práctica a las fuerzas del orden…

¿Qué consejos darías a alguien que quiere descubrir o practicar el Shibari, ya sea como persona activa o pasiva?
Comenzar con una sesión de iniciación en una asociación.
Al principio, ¡nunca practicar solo!
¡El peligro puede estar presente incluso en el placer! Jugar es bueno, pero jugar con seguridad es aún mejor.

¿Cuáles son tus proyectos futuros?
Como mencioné antes, con mi pareja realizamos espectáculos donde destacamos el Shibari. Hemos decidido alejarnos de las convenciones tradicionales.
Nuestro Shibari es dinámico, donde las cuerdas son un pretexto para el espectáculo y no el centro. El modelo juega un papel más activo que el que ata.
Pero, sobre todo, nos dejamos llevar por nuestra intensa conexión, sin la cual el show no tendría sentido.

En el futuro, mi salud se deteriorará, es algo natural. Tendré que adaptar mi técnica y mis propuestas a esta nueva realidad. Para mí, es una oportunidad de seguir descubriendo nuevos aspectos de mi práctica.
Y quizás, las nuevas generaciones se interesen en lo que tengo para transmitir. ¿Quién sabe?

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